La razón por la que has vuelto aquí, maestro, es para vivir.
Pero no has roto con las cosas que te atan a este plano de
manera que puedas experimentar la majestad de Dios y de la vida.
Nunca has caminado sobre un glaciar o te has refugiado bajo un puente de roca,
o has mirado a través de una ventana en invierno para encontrar un
pájaro rojo sentado ahí, brillando en la nieve. Ni has estado en
o ido a explorar lugares donde nadie ha estado, y hay muchos de ellos.
No has navegado por un océano inmenso y visto a un gran pez saltar,
ni seguido a un ciervo por un bosque multicolor.
Aun no has hecho muchas cosas que son electrizantes, emocionantes y
maravillosas para tu ser, y a ninguna de ellas les importaría jamas cual
es tu trabajo, tu posición social o que tan nuevo es tu automóvil.
Aquellas son facetas de la vida que tienes que experimentar.
Pero cuando lo hagas, ellas derribaran tu neurosis, tus miedos,
tus trampas e incertidumbres. Y habrá momentos en los que sentirás que
vas a explotar de alegría, y querrías que alguien estuviera ahí para verte explotar,
y, sin embargo, te sentirías intimidado si alguien estuviera ahí.
Esa es tu naturaleza, pero no hay nada de malo en ello.
Simplemente no te has permitido experimentar todas tus opciones aquí,
pues has sido duramente presionado para convertirte en un ideal
ilusorio totalmente extraño a la alegría y felicidad de la vida...
Fragmento extraído de Ramtha, El libro blanco
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