jueves, 1 de noviembre de 2012

Mi vida cambia cada vez que respiro


Me miro el brazo y compruebo que el remiendo ha quedado bien, apenas se nota. El de la pierna esta perfecto, y el del pecho, bueno, el del pecho ahí esta. Al menos no esta descosido. A veces esta del revés  y el hilo es de otro color. Todavía tengo miedo a que se deshilache, aunque las paredes de mi habitación están increíblemente espaciadas ahora y a través del espejo puedo leerme los ojos, las manos, la boca, y me dibujo detalles que podre borrar mañana. El hilo del que penden las montañas Escocesas ha ganado fuerza y elasticidad y las nubes a ras de suelo, inadvertidas, a velocidad de vértigo, en espirales, como torbellinos de emociones, me elevan y me lanzan a lugares imposibles esparcidos por las cuatro esquinas de esta habitación,  emotivo, risueño, supersonico...