Otra vez estoy tirado en el suelo de mi habitación. Desde aquí la perspectiva siempre es mejor. Siempre vuelvo aquí para meditar y intentar averiguar porque me sorprendo ante las mentiras que la gente vive. Todos vivimos dentro de una burbuja, y dentro de ese toxicosmos donde sentimos la seguridad de lo que nos es familiar nos auto-proclamamos dueño y Señor del mundo entero. Ya no puedo fingir ni que me asombra ni que me deja de asombrar. Es eso de "y otra vez la historia se repite"... otra vez las mismas poses, la misma fatídica falta de originalidad y sobre todo, la misma mentira rubia. Demasiado influenciados por las películas, diría yo, por el veneno de los guionistas de Hollywood y por el miedo a mostrar la verdadera personalidad. Por el camino arañáis las caras de aquellos que os gustan, se la arrancáis y os la ponéis, porque eso también pasa en las películas, y en los libros, y en la poesía; y en el carnaval de Venecia os sentís mas seguros porque lleváis una mascara, pero lo que no sabéis es que una mascara dice mas que una cara, y aunque os creáis únicos e irrepetibles, la mascara que lleváis es la mas usada en este carnaval de poses, fachadas y demás mentiras elementales.
Otra vez estoy tirado aquí, riéndome de mi, y diciéndome eso de "y otra vez la historia se repite". Es muy divertido ver como la languidez domina a las personas, esas que se creen tan especiales que ni siquiera se dan cuenta de que no son nada mas que una copia pirata de otros descargada por megaupload.
Yo soy yo, y sin embargo acabo sentenciado. Soy yo en tus pezones, en tu vagina, en las noches de desenfreno y bajo el frió cielo de las pasiones equivocadas; en la tibiedad de otros labios lascivos y en la incertidumbre de un amor residual, soy yo, sentenciado y golpeado, caminando por el pasillo de piedra iluminado por el purpura de mis moratones brillando en la oscuridad.
Cuando cambias tu manera de mirar las cosas
las cosas a las que miras, cambian...