Elvis, dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que pueda, y la sabiduría para distingirlas...

Y que mas da si ahora estoy tirado en el suelo, sobre la moqueta de mi habitacion y por la ventana, aunque cerrada, se cuela el frio gelido del aliento de unos Dioses cabreados que mearon la copa de vino dulce y ahora caliente.

Y es que a veces, al igual que el mundo goes speedy y he de agarrarme en las curvas para no salir disparado, tambien parece que todo se detiene, y no hay manera de hacer que vaya mas rapido. A veces creo que puedo bajarme y patalear como si fuera en monopatin para hacer que vaya mas rapido, pero no, no hay manera, hoy ya no, y quizas mañana tampoco.

Estoy tirado en el suelo, y ya llevo un buen rato aqui, que es donde mas a gusto me siento a pesar de que ya tengo el culo plano y me duele. Desde aqui la perspectiva de la vida es extrañamente acogedora. Veo nevar a traves de la ventana y el ruido que los copos hacen al golpear mi ventana es estruendoso, demasiado para un tio tranquilo y sosegado como yo, que se acaba de dar cuenta que echa de menos su casa, su ciudad, su gente, las calles, el barullo navideño, el Olivo centenario y caminar a pasos cortos y torpes por la muralla mientras la Catedral se levanta a sus espaldas mirando al sur, aunque en realidad parece que es el norte, pero no, es el sur, y eso hace que me de cuenta de una cosa, y es que, aunque siempre he pensado que ahora estoy exactamente donde quiero estar, quizas no es cierto, no es cierto.

Quizas todo es una gran mentira, como eso de ganar o perder, o quizas a llegado el momento de que el universo deje de expandirse y se repliegue sobre si mismo, destruyendolo todo, volviendo al origen solo para comenzar de nuevo con otra explosion que me inunde de vida otra vez.

Lo unico cierto que hay en mi vida es que los echo de menos...