Después del acantilado continuaron con el viaje. Aun después de todo, seguían sumidos en sus silencios, y es que intimar no significa dejar de ser como uno es. Ella miraba por la ventana, viendo pasar la hilera de arboles a toda velocidad. El la miraba de reojo, y le preocupaba, porque sentía que esta situación se le estaba yendo de las manos.
Seguían por la carretera a toda velocidad cuando pasaron por un cartel que indicaba que Munich ya solo estaba a 100 kilómetros, y entonces a ella, le sonaron las tripas...
-Faltan 100 kilómetros para las salchichas...
-No me gustan las salchichas...
La volvió a mirar de reojo, y pudo sentir su tristeza de nuevo, inundándolo todo. No suelo sonreír mucho, recordó que le dijo, pero cuando lo hacia, era como abrir una ventana al mediodía y sentir como el sol te ciega, aun cerrando los ojos, pero te da igual, porque te quedas ahí, inmovil, envuelto de vida... Y entonces quiso hacer que se sintiera mejor...
-¿y que te apetece?
-Ternera, asada con zanahorias y remolacha, y una salsa con vino de Madeira...
-¿y de primero?
-Una ensalada, lechuga con vinagre balsámico de Modena...
-¿Añejo?
-Claro que sí...
-¿y de postre?
-Tarta Sacher
-¿Con nata o sin nata?
-Con...
-¿y de beber?
-Vino...
-¿que tal un Tokaji?
-Vino helado... - Dijo mientras sonreía tras sus ojos azules...
-Por supuesto... - Y aqui ya estaba cegado por el Sol del mediodia...
1 comentario:
Esta música se parece a ...a una ensalada, lechuga con vinagre balsámico de Modena.
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